Siem Reap y los templos de Angkor Vat – Camboya
Febrero 6, 2008 by marylebone
Categoría Camboya
Introducción:
Cuando uno piensa en Camboya, le vienen a la mente distintos mensajes: una reciente herencia colonial francesa, un régimen comunista brutal hasta no hace muchos años y en medio de todos ellos, un país por descubrir, prácticamente virgen al turismo hace una década, y con unas posibilidades de crecimiento espectaculares.
Si bien el país no es muy grande y podría recorrerse, en teoría, en un espacio reducido de tiempo, dos limitaciones fundamentales lo impiden: por una parte, una red de comunicaciones por carretera y ferrocarril muy deficiente y por otra parte, la concentración de las áreas atractivas del país en la zona noroeste, en los límites fronterizos con Tailandia.
Más en concreto, la zona geográfica en el entorno de Siem Reap, pequeña ciudad cabecera de la zona, es la que llama la atención de nuestro viaje. No nos diría nada dicha ciudad si no fuera porque es el epicentro de la zona de los templos de Angkor, más conocida por su complejo templario principal: Angkor Vat, joya de la arquitectura khmer, dinastía que gobernó Camboya en la época medieval.
Sería un error por nuestra parte reducir todo el aliciente de la zona a dicho complejo templario. El número, unos 300, y la variedad de templos en el área es excepcional, cada uno con su estilo arquitectónico propio y un encanto difícil de encontrar en construcciones similares en otras zonas del planeta, en parte debido a la exuberante naturaleza que los rodea, una especie de selva amazónica que nos recuerda paisajes sudamericanos.
La llegada al aeropuerto de Siem Reap, pequeño pero muy coqueto (reconstruido con ayuda francesa hace no mucho tiempo), a la ciudad, es cómoda y sencilla. Aconsejamos contactar previamente con un guía local – los hay y muy cualificados, muchos de ellos de habla hispana – que será el encargado de recibirnos en el aeropuerto. El transporte en el área se realiza en furgoneta, medio idóneo para los caminos de tierra arcillosa que abundan en la zona (la única carretera decente transcurre entre aeropuerto y ciudad – unos 7 km.). Otra alternativa es el tuc-tuc, si bien es más recomendable para desplazamientos en la ciudad debido principalmente a su incomodidad en trayectos más largos.
Siem Reap es un destino sorprendentemente bien comunicado con otras ciudades del sudeste asiático. Al margen de la Pnom Penh, capital del pais, Hanoi, Saigon, Bangkok, etc. están conectados con Siem Reap en vuelos, muchos ellos, con frecuencias diarias. Nuestro consejo es reservar el guía y el hotel antes de la llegada a la ciudad para una mayor comodidad desde el aterrizaje en la zona. La oferta hotelera es, además, amplia y adaptable al bolsillo del viajero ya que se cuenta, al menos, un centenar de establecimientos hoteleros, desde lo más básico, normalmente regentado por nacionales, a cadenas hoteleras de primera línea.
No perderse:
Sin embargo, comencemos por los templos y el entorno natural, que es verdaderamente el motivo de nuestra visita a la zona. Como es obvio, el motivo que subyace a la visita es cultural y los templos copan la atención. Más que comentar los templos en si, profundamente tratados en guías como la Lonely Planet del país e incluso del sudeste asiático, preferimos dar unos cuantos consejos útiles para el viajero:
- 2 días dan más que de sobra para visitar los principales templos y empaparse del espíritu de la visita. Un recorrido iniciado a primera hora de la mañana (las 9 era nuestro comienzo), con parada obligada para comer de hora-hora y media y finalización a primera hora de la tarde (4.30 – 5) es, quizás, lo más recomendable.
- Es muy recomendable visitar el país en meses de otoño o invierno (Octubre a Marzo se nos antoja la mejor época) debido a que en dichos meses la temperatura alcanza unos 25 grados y la humedad no es muy elevada. El turismo a pleno sol en otros meses del año puede ser muy poco confortable debido a la exposición al sol que el turista sufre durante todo el día.
- Los templos, cada cual en su estilo, que más merecen la pena son:
- Angkor: complejo templario principal cuya visita es más recomendable durante una mañana entera debido a la menor presencia de turistas que en las últimas horas del día.
- Bayon: famoso templo de las 200 caras donde es imposible irse sin esbozar más de una sonrisa.
- Templo de la Jungla: impresionante, templo descubierto a finales del S.XIX totalmente cubierto por la maleza y donde las raíces se entrelazan en perfecta armonía con los pilares.
- Templo de las Mujeres: aunque esta más alejado, a unos 45 minutos en furgoneta, su diseño filigranero y preciosista lo hacen único entre todos los templos. El viaje a este último templo se puede combinar con la visita a un arroyo o cascada que cubre hoy en día un antiguo templo con símbolos hinduistas.
- Un tercer día de visita permitirla la visita al poblado flotante del lago Tonle Sap, el lago más grande de Asia. Muy pobre – más si cabe que el resto de Camboya – pero toda una experiencia ver un lago que se seca en parte durante el año y cuyas construcciones flotantes se desplazan dentro del propio lago.
Adicionalmente:
La ciudad, Siem Reap, como decíamos antes, una ciudad meramente turística. Es una ciudad muy pequeña, lo cual se resume en que en tuc-tuc motorizado, transporte por excelencia en la zona, lleva unos 7-10 minutos recorrerla entera. La verdad es que no tiene absolutamente nada más que hoteles y un par de mercados tampoco muy grandes. Su principal ventaja es que está cerca de los templos.
Tres tipos de turistas se pueden ver en la zona: un turismo estilo backpacker (”mochilero) – fundamentalmente australianos, americanos y algún europeo -; un turismo más de calidad – con franceses y asiáticos como principales representantes -; y por último un tercer tipo de turismo compuesto por honeymooners (parejas en luna de miel”), principalmente europeos, y turismo de lujo, cuyas preferencias hoteleras y gastronómicas coinciden en gran parte.
Todo ello, enmarcado en una ciudad cuyos habitantes tienen un marcado carácter rural para los cuales el turismo es el core business de su modus vivendi.
Es de recalcar, llegado a este punto, que Camboya, debido fundamentalmente al régimen de los jemeres rojos, encabezados por Pol Pot, en las décadas de los 80 y principio de los 90, sumieron al país en un baño de sangre, al margen de condenarlo a los últimos puestos en lo que a pobreza mundial se refiere. Hoy en día, el país trata de recuperarse fundamentado en la ayuda exterior y en unos recursos por descubrir – se barrunta que podría llegar a haber petróleo como para convertirlo en uno de los principales productores del mundo – que le permitan salir de la espiral de pobreza en la que se encuentra sumido. Pese a que la pobreza roza el extremo en algunas zonas rurales, no tan distantes de Siem Reap, la actitud del camboyano es alegre y su aspecto físico y su manera de vivir nos recuerdan a los indígenas de varios países sudamericanos.
Nuestra recomendación, debido a la calidad hotelera y a los servicios ofrecidos por los mismos, es la reserva de un buen hotel en la ciudad que permita reponerse del esfuerzo diario de varias horas de visita, paseo y exposición al sol. Hoteles como el de la Paix, de reciente construcción y donde nosotros nos alojamos, , la Residence d’Angkor, el Raffles Grand Hotel, etc. ofrecen al viajero todo tipo de opciones en un remanso de paz y tranquilidad, alejado del mundanal ruido de la ciudad: spas (que en nada tienen que envidiar a los de los países vecinos), piscinas, restaurantes internacionales y camboyanos, boutiques, etc. abundan en los mismos y sacian la demanda del viajero más exigente.
Nuestro viaje recomendado a la zona, en un día tipo, podría consistir en:
- 7.30: Suena el despertador
- 8.00-8.45: Desayuno-buffet en el hotel, fuerte, para tener fuerzas para acometer el duro día de visitas
- 9.00: Recogida en el hotel por parte del guía
- 9.30-13.00: Visita de templos
- 13.00-14.30: Comida en restaurantes ad-hoc cerca de los templos
- 14.30-16.30: Vista de templos
- 17.00: Llegada al hotel
- 17.00-18.30: Descanso en el hotel o bien visita a algún mercado (ver compras recomendadas más abajo)
- 18.30-20.30: Piscina, spa en el hotel
- 20.30-23.00: Cena, acompañada de algún espectáculo o copa posterior.
- 23.30: Hora de dormir
Compras:
- Como comentábamos anteriormente existen en la ciudad 2 mercados. Si bien abundan los souvenirs, camisetas, etc. es recomendable visitarlos si se quiere comprar seda salvaje, a muy buen precio comparada con Vietnam o Thailandia.
- Hay un taller de artesanía – tienda que se llama Artisans d’Angkor (el cual cuenta ya con tiendas en varios aeropuertos de Asia) que es la más recomendable para realizar compras: seda y todo tipo de productos realizados a partir de la misma (pañuelos, vestido), café, te, madera (muy apreciada, en especial el bambú), etc. pueden ser comprados en dicha tienda. Los fondos invertidos revierten en las comunidades más desfavorecidas del país. Conviene decir que nos gusto mucho el taller y la tienda y lo recomendaríamos para realizar las compras del viaje.
Restaurantes:
- La oferta se distingue básicamente entre restaurantes en hoteles – los cuales suelen contar con varios restaurantes correspondientes a distintas cocinas -, restaurantes de alta cocina camboyana y restaurantes internacionales y camboyanos en general.
- Nosotros probamos los restaurantes en hoteles, de los cuales recomendaríamos el Meric, el del Hotel de la Paix y el del Hotel La Residence d’Angkor, ambos de cocina internacional y la brasserie del Grand Hotel d’Angkor, Le Grand, ideal para evadirse de los sabores especiados de la zona y degustar buena carne. Otra opción es el restaurante del hotel FCC, de cocina camboyana, al aire libre e ideal para disfrutar de una cena a plena luz de la luna (y nunca mejor dicho ya que en la ciudad, salvo en la calle principal del centro, atenúan las luces por la noche)
- De igual modo y como buen exponente de la oferta de cocina camboyana pero con savoir faire francés, el mejor camboyano de la ciudad, el Viroth, muy cerca del Hotel La Residence d’Angkor y también al aire libre.
- Un último tipo serian los restaurantes del Barrio Francés, en el centro de la ciudad. Su bullicio – los mercados abren por la noche – y su menor sofisticación, invitan a otro tipo de clientela. Eso si, son los lugares por si uno busca lugares animados donde poder tomar una cerveza e interactuar con la gente.
- Nuestro plan, post-cena, consistió en tomar alguna bebida o postre en los distintos hoteles de la ciudad, en un ambiente más tranquilo, alejados del ruido del centro.
Últimos consejos:
- Evitar las copas (salvo la cerveza embotellada), al menos con hielo, y los helados por el temor al agua, incluso en los hoteles de lujo (en ellos hasta se sirve el agua embotellada para su uso a la hora del cepillado dental).
- Fundamental, llevar un líquido-gel que se vende en farmacias para lavarse las manos. El agua no es potable y no la recomiendan en ningún sitio ni para lavarte las manos – a excepción de hoteles y restaurantes de gama alta -y menos en los que te encuentras para comer cerca de los templos que son muy carentes en servicios.
- Coger tuc-tucs para moverte en Siem Reap. Esperaran que tu les pagues (nosotros les dabamos 1-2 dólares, a lo mejor 5 veces más de lo que en verdad era pero incluso así te sentías un poco mal).
- Ir a alguna cena – espectáculo de danza camboyana, bien al pie de los templos – preguntar en el hotel – bien en algún hotel (el Grand Hotel d’Angkor los organiza con frecuencia).
- En los templos hay decenas de niños pidiendo. Preguntar al guía a cuales se les da algo (a los que van a la escuela, él lo sabe) y dar 1 dólar a cada uno máximo. Eso si, si se promete a alguno que a la salida del templo se le compran postales (10 – 1 dólar) o seda lo hay que comprar.
Conclusión:
Puede que Camboya y más en concreto Siem Reap no sea el sitio más idilico del mundo pero si lo que quieres es un descubrir unos templos fascinantes, en un pais poco explorado para el turismo y con una cocina distinta y atractiva, es tu lugar. Puede que choque en un contexto de una luna de miel (vs. otros destinos de la misma) por su pobreza, en algún caso, extrema, pero a la larga, incluso en este contexto, se recuerda la visita con enorme cariño.