Bar Le Forum – París
Octubre 17, 2011 por naialor
Categoría By Diego Cabrera, Copas, Francia
Generalmente cuando uno se va de viaje, sea corto o largo, pide consejo a los amigos y a los conocidos de que lugares visitar: bares, restaurantes, museos, etc. Si tienes la suerte de que ese viaje sea largo, fantástico!!! Pero cuando este es uno de esos llamados relámpago…no hay margen para el error.
Esos es lo que me pasó a mí, me fui a París, pedí consejos a los amigos y por supuesto a los clientes de “Le Cabrera” -ver aquí nuestro artículo de esta estupenda coctelería de Madrid. Me dieron muchas direcciones, me dijeron que ver y hacer, pero de entre todas las que me dieron, de bares-coctelerías se repetía la misma, una y otra vez.
Así que llegue a París y en la primera oportunidad que tuve y cuando mi cuerpo me lo pedía me fui a Le forvm. Ubicado en el numero 4 de Boulevard Malesherbes (en M Madeleine)
LE FORVM
4, Boulevard Malesherbes 75008 Paris
T: +33 1 42 65 37 86
www.bar-le-forum.com
Esta fantástica coctelería me sorprendió gratamente: para empezar por que pensaba que si todos me la habían recomendado se iba a complicar en la entrada y también porque mis expectativas eran altísimas. Pues bien, puedo decir que las colmó a todas: buenos, buenísimos cócteles; servicio atento y elegante, el barman nos supo recomendar lo oportuno; y por fin en París pague un precio justo.
Me tome, como no, mi Manhattan, pero modificado: estaba realmente bueno, no recuerdo el nombre ni sí estaba o no en la carta. “Bebo Manhattan, así que en esa línea lo que quieras”, le dije. Sin decir nada se dio vuelta y pasados unos minutos me trajo mi copa, a la vista igual pero de sabor distinto. “Bravo!” Fue mi respuesta al primer sorbo. Me hubiera gustado conversar un poco más con el barman, pero (y es sólo una sensación mía, no se olviden que soy muy parlanchín, ¿será mi vena Argentina?) el tipo tenía mucho trabajo, y yo lo bombardeaba a preguntas. Las típicas de cualquier curioso amante de la coctelería, nada más!
De reojos me vio que termine la copa, se acercó y me recomendó con que seguir. Mire mi reloj, estaba en tiempo, y le dije adelante.
Mientras que la preparaba me dispuse a recorrer el pequeño bar que esta separado de la sala por un biombo de madera, en realidad todo el bar es de madera. Mire la contra barra botella a botella: muy buena selección, y entre ellas la placa a modo de premio por los 80 años de vida que ya tiene esta coctelería de decoración clásica, nada cargante.De fondo, a un nivel como para conversar, el mejor swing invitaba a bailar y aunque soy propenso al ridículo, esta vez me contuve. Decorando la entrada del baño dos jukebox de las originales, las de vinilo, hacían las veces de centuriones protegiendo su entrada y salida.
“Ahora sí, ya me tengo que ir”, pido la cuenta, “fantástica la segunda recomendación”, le comento y con una sonrisa el barman me dice: “te puedes llevar la carta si quieres, eres barman?”Respondo que si, y le doy las gracias y le comento que las colecciono. “No eres el único… defecto profesional”.
Me voy. Cuando salgo no miro para atrás. No repetí el ritual de mirar la fachada para gravarla bien en mi memoria. Me acordé en ese momento de la última película de Woody Allen cuando el protagonista sale del bar, y cuando quiere volver a aquello que fue un lugar de encuentro, música y buenas copas hoy es una lavandería. No quise cometer ese error, así ustedes pueden tener la posibilidad de ir.
by Diego Cabrera.