Bodegas Emina – San Bernardo, Valladolid (España)
Marzo 15, 2009 by marylebone
Categoría Bodegas, Castilla León
Bodegas Emina
Lugar: San Bernardo (Valladolid) – España
Dirección: Carretera de San Bernardo, s/n; 47359 San Bernardo (Valladolid) – España
Teléfono: +34 902 430 170
Web: http://www.emina.es
Bien es sabido que uno de los huecos de Rincones Secretos es el vino y como tal no sólo escribimos artículos sobre todo tipo de caldos sino que tratamos de hablar también de las bodegas que los elaboran. Si bien hace no mucho hablábamos de las flamantes Bodegas de Marqués de Riscal en Elciego (ver aquí nuestro artículo) es ahora el turno de dejar la Rioja y cambiar a la Ribera del Duero. Las Bodegas Emina, pertenecientes al Grupo Matarromera, fueron inauguradas en 1995 y se encuentran situadas en San Bernardo, en el municipio de Valbuena de Duero, en el corazón de la Ribera del Duero. Al margen de la bodega en sí, su aliciente principal con el denominado Centro de Interpretación del Vino como protagonista de las actividades enológicas, las Bodegas Emina incluyen también en su oferta el Restaurante La Espadaña de San Bernardo y una casa rural en la vecina Valbuena de Duero. La verdad es que puestos a disfrutar al máximo de las bodegas y de su principal atractivo, el vino, y dado que éramos un grupo de amigos decidimos desplazarnos a las Bodegas Emina desde la capital pucelana en un mini bus alquilado ad-hoc para la ocasión. Ello evita muchos problemas en especial en lo que a tráfico y controles de alcoholemia se refiere en los cerca de 40 km. de distancia entre las Bodegas Emina y Valladolid.
Cierto es que la organización de la visita y la jornada en Emina corrió a cargo de un amigo con contactos en la propia bodega pero, de no haber sido así, no dudamos de que el personal de la bodega se encarga de ello y puede programar las actividades, comida o no incluida, de acuerdo a un número u otro de personas. En nuestro caso la visita comenzó con una recepción en la propia puerta de la bodega en donde se nos comentó de inicio el plan de actividades establecidas para nuestra visita.
Tras echar un primer ojo a la instalaciones de la bodega comenzamos, curiosamente, con un curso de cata de vinos en el salón de catas de la propia bodega. Se trata de un salón de considerables dimensiones a modo de anfiteatro – como si de un aula universitaria se tratase – con 8 puestos por cada una de las aproximadamente 7-8 filas con las que cuenta el salón. Tras recibir la bienvenida observamos nuestro puesto con detenimiento, organizado con varias copas para la cata, un pequeño “fregadero” individual y un dossier de apuntes varios sobre la bodega, los caldos que íbamos a catar y de los principales puntos en los que uno se tiene que fijar cuando de catar vinos se trata.
Los vinos elegidos para la ocasión fueron un blanco, un rosado y dos tintos, todos ellos de caldos pertenecientes al Grupo Matarromera y en concreto, uno de los tintos, de las propias Bodegas Emina. Aspectos básicos de cómo catar un vino – los aromas, la “lágrima” y un sinfín de aspectos más – fueron tratados a nivel general y particular distinguiendo las peculiaridades de los blancos, los rosados y los tintos. Pese a que ya habíamos tenido ocasión de asistir a un curso de cata de vinos en el pasado, la cata nos pareció amena y muy ilustrativa, con una interacción total con el ponente.
Después de la cata fue el turno de la visita a las instalaciones, tanto interiores como exteriores, contemplando la inmensidad de los viñedos que rodean al edificio principal de las bodegas. Pudimos comprobar in situ por los diferentes pasos por donde pasa la uva desde que se vendimia hasta que se embotella el vino. Nos llamó la atención la modernidad y el cuidado de las instalaciones, muy al uso de la imperante cultura enológica que se está imponiendo en nuestro país.
Después de las 2 horas que duró el curso de cata y la visita nos trasladamos al restaurante anexo a la bodega y a la cual pertenece. Se trata de La Espadaña de San Bernardo, un restaurante de cocina castellana cuyo comedor se encuentra ubicado en una terraza acristalada con vistas a los terrenos que ocupa la bodega.
El menú que pudimos degustar también se incluía en el programa de actividades así como el vino escogido para acompañar a las viandas, un Emina 12 meses 2005, un crianza que antes habíamos tenido la fortuna de catar durante el curso.
Comenzamos con unos platos de morcilla y chorizo frito, preludio de la sopa castellana, todo un reconstituyente en el día frío en el que nos tocó visitar San Bernardo. Posteriormente el plato estrella, un buen cordero con patatas, que pudimos saborear y repetir a discreción. Acabamos la comida con unos postres variados, cafés y licores, permitiéndonos disfrutar de una buena sobremesa.
Cuando llega el apartado de precios en una visita a unas bodegas no es tanta la claridad respecto a los mismos. Independientemente de nuestro caso, marcado por la amistad con los propietarios de las bodegas, el precio por persona en este tipo de jornadas depende de si se realizar curso de cata o no – la visita suele ser por cortesía de la bodega – y si se come o no en la misma. Sin embargo, unos € 70-80 por persona nos parece un precio razonable en media para una visita que incluya curso de cata y comida.
Hemos subido más fotos de Bodegas Emina aquí, nuestro mural de Rincones Secretos en Flickr. Si no es fácil de encontrar os recomendamos que visitéis nuestras galerías personales en Flickr (naialor -aqui-, monthypm -aquí- y marylebone -aquí-) ya que está toda la información mejor organizada por carpetas. La carpeta de Bodegas Emina está aquí.
En definitiva, decir que una visita de este tipo a una bodega siempre es apetecible. En nuestro caso podemos decir que nos gustaron algunas partes más que otras. Si bien nos sorprendió agradablemente el curso de catas por su amenidad sí nos defraudaron alguno de los caldos incluidos, en particular los blancos y rosados. En cuanto a la visita todo fue amabilidad por parte del personal de la bodega y es más que recomendable darse un paseo por las instalaciones, tanto interiores como exteriores. Finalmente y respecto a la comida lo que nos podíamos esperar de una comida típicamente castellana. En conclusión, Emina no es Marqués de Riscal ni Vega Sicilia ni siquiera Matarromera pero ofrece una serie de posibilidades entorno o no al vino de las que no todas las bodegas pueden presumir.
Valoración – 7/10
yo también visité emina hace poco! sin duda me encantó! la visita, fue un poco distinta… primero (tras la bienvenida, todo amabilidad por parte del personal) hicimos la visita por toda la bodega, y luego, ya hicimos el curso de cata (geeenial!). salimos ya un poco tocados y de ahí a comer a la espadaña! el menu varia un poco: comida maridada: unos embutidos, setas con gambas, bacalao y por ultimo cochinillo! ah si! y la tarta, cafe. etc! todo ello con su correspondiente vino! una delicia, lo pasamos increible! se lo recomiendo a todo el mundo!
Gracias Juan Luis,
Nos alegramos que te gustase.
La verdad es que da gusto poder disfrutar de un plan de este tipo de vez en cuando.
Saludos,
Marylebone